23 minutos te pueden cambiar
Parece mentira lo que te puede pasar en un momento. Tenía yo un día bastante gris, acorde con la meteorología, cuando una llamada telefónica me ha hecho sentir que hoy, en verdad, había sido un buen día. Desde estas humildes líneas quiero agradecer a esa persona el haberse acordado de mí en tal día como hoy, y decirle que, cuando la vea, le dejaré experimentar su habilidad en el oficio de la peluquería sobre mí - que lo podrá hacer tranquilamente, me lavo la cabeza cada dos días :) - , siempre que no implique usar la esquiladora. Gracias a ella el tono y la temática de este post van a ser radicalmente distintos de los que tenía planeados en un principio.
Esta imagen fue tomada hace tan sólo unos días. Me iba yo a duchar cuando, por la ventanilla de mi baño, que da al patio de luces, vi una forma blanca rara. Abrí la ventana y descubrí ésto. Aún no he podido averiguar qué es -a día de hoy, pasados cuatro días, el objeto sigue estando ahí-, pero yo apostaría a que es un calcetín usado, que se ha caído vaya usted a saber cómo. En un principio pensaba que quizá era un condón usado, pero rápidamente deseché la idea debido al tamaño del objeto en cuestión - ni John Holmes podría llenar un condón así -. A más, gracias a un examen más minucioso, pude apreciar que el objeto era de tela, y los condones, que yo sepa, y aunque abriguen, no se hacen de algodón.
Mañana más.
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