Myself

Supongo que todos conocéis South Park, esa serie tan irreverente con todo lo que se le eche por delante como mal animada. Es extremadamente popular, y por la red circulan generadores de personajes, que adaptan tu personalidad, aspecto y gustos al mundo de South Park. Éste en cuestión me lo envió una buena amiga hace algún tiempo, y mirándolo hoy, puedo apreciar que no se equivocó en su elección, no tanto por la vestimenta o pelo del personaje, fáciles, en suma, de imitar, sino por su actitud. Esa actitud triste, deprimiida casi, se amolda bastante a mi personalidad. Aquellos que me conocen saben que escasas son las veces que una sonrisa sincera aflora a mi cara, que escasas son las ocasiones en que mi ánimo está por encima de la suela de mis zapatos, o que la soledad no me embarga con sus fúnebres brazos. En definitiva, que verme con una cara distinta a la que podéis apreciar en la imagen no es demasiado frecuente, y es algo de lo que me arrepiento, y a la que trato de irle poniendo remedio, sin demasiado éxito, la verdad.

No siempre es fácil estar alegre y animado, y hoy, estando en casa, fue uno de esos días en que todo te parece gris y sin sentido. Para intentar paliarlo, me fui con un amigo y su hermano a ver una película, Alejandro Magno, que, por cierto, no recomiendo a nadie, pero, por estar en compañía, ya valió la pena.

Nada más por esta noche. Espero que mi post de mañana sea más animado, y, espero, con el desenlace del misterio del objeto colgante en mi patio de luces. Mañana más.