Constancia
Dicen que la constancia es una virtud teologal, y, tengo que admitirlo, un servidor está algo falto de ella. Buena prueba de ello es que ayer, por circunstancias - sinónimo de perrería - falté a mi cita conmigo mismo y con los demás y no posteé nada. En infinidad de ocasiones he iniciado algo con ilusión y a los dos días lo he dejado estar, aún a pesar de saber que sería algo bueno para mí - por ejemplo, tomar un medicamento o una pomada para el eccema que me sale periódicamente en la cara -.
En este caso, el motivo principal, que no el único, de que no me pusiese el traje de faena y postease como es debido lo podéis ver en la fotografía. Supongo que todos conocéis la saga de libros y películas de Harry Potter, así que me ahorro las presentaciones, porque quien más quien menos ya se sabe el argumento de la misma. El libro que podéis ver en la foto es el último libro editado en nuestro país, y también último de la saga hasta la aparición en julio de este año de la sexta entrega de las aventuras del mago adolescente. La edición que podéis ver es la del Círculo de Lectores, entidad a la que estoy suscrito desde no hace demasiado tiempo, y que, como estoy comprobando, ofrece libros buenos, pero ediciones no tan buenas. En fin, tanto da, lo que importa es poder disfrutar del texto en sí, que es lo importante y, en este caso, yo lo estoy haciendo.
Harry Potter tiene el estigma de ser considerada una historia para niños, y quizá en las primeras entregas lo fuese, pero, sinceramente, en los últimos libros, especialmente los dos últimos, la historia ha tomado un cariz definitivamente más adulto y, para mí, muchísimo más interesante. Veremos cómo evoluciona la historia, pero por ahora estoy plenamente satisfecho con el ritmo y la forma de desarrollar la historia. No es que J.K. Rowling, su autora, sea un Cervantes o Shakespeare en potencia, pero al menos tiene una buena inventiva y entre sus cualidades destacaría una forma ordenada de desarrollar la historia.
En fin, una buena historia, para mí bien trasladada, de momento al cine. La última entrega, la de El prisionero de Azkaban, flojea algo más en su adaptación al cine para mi gusto, pero aún así no está del todo mal.
Espero haberos picado el gusanillo y animado a introduciros en el mundo de Harry Potter. Mañana más... o dentro de un rato.
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