El trabajo
Bien es sabido por mis amigos y conocidos que he atravesado una época de "indefinición laboral". Entiéndase por tal que no sabía si iba a continuar o no en el trabajo, no porque servidor sea malo o vago en el trabajo, sino porque en mi empresa se anuncian despidos y reducción de plantilla a mansalva - dicen que sobran 218 trabajadores de aquí a finales del 2006 -. Parecía que yo, por ser de los últimos que fue hecho indefinido, tenía todos los números para irme, pero, mira tú por donde, el otro día el jefe me llamó al despacho para decirme que valoraba mi trabajo y que por lo tanto no me echaría a la calle, y que a partir de ese momento me reintegraba a mi puesto de trabajo habitual -. La sorpresa, ya os podéis imaginar, fue grande, pero no me llamo a engaño y sé que de aquí a unos meses la cosa puede variar bastante, por lo que seguiré atento a cualquier oferta de empleo que surja, así como a lo de apuntarme a estudiar alemán, proyecto éste que tengo desde hace bastantes años.
Pero de lo que quería hablar hoy no es de mi vida laboral, sino de las gentes que te puedes encontrar en el trabajo. Los hay de todos tipos, desde dicharacheros, bocazas, desvergonzados, extraños, silenciosos - yo me englobo en esta categoría -, y, finalmente, los bordes y desagradables. En esta última categoría podríamos englobar, obviamente, a mi "amado" jefe - hago mías en este momento las palabras de los Mojinos... Queremo pan, queremo vino, queremo ar hefe corgao dun pino - y, por último, a dos personajes a quienes, de un tiempo a esta parte, se les han subido los humos un poquito bastante, dos chicas, encargadas de cabina, que se están ganando amigos por toda la planta.
Pero vayamos con las explicaciones previas. En mi planta hay, por así decirlo, dos secciones, una que es de taller, y otra que es montaje, que se lleva a cabo en cabinas cerradas - yo entro en esta segunda categoría -. Dentro de montaje hay 3 cabinas, con diferentes líneas en ellas, habiendo un jefe de cabina en cada una. Por encima de estos jefes de cabina, estaría el jefe de montaje, que coordinaría a todas ellas - aparte de algunas funciones más -. En mi turno, este jefe de montaje se acaba de jubilar, para lástima de todos, pues era el mejor encargado que podíamos tener - yo le quería y quiero un montón -. Como hasta septiembre, el puesto está vacante, los encargados de cabina se han de coordinar y desempeñar entre todos las funciones de este jefe de montaje. Y es en este punto en el que se produce un "curioso" fenomeno... el de la subida de humos.
Y lo digo de forma suave, porque de los 3 encargados que hay, a dos se les han subido las nuevas responsabilidades a la cabeza, y se están ganando amigos por toda la planta. Las malas contestaciones, la chulería, el descaro y el culpar de su inutilidad a los empleados, apretándoles las clavijas para que produzcan más, es su 'modus operandi'. Sin ir más lejos, la semana pasada yo mismo me puse como una moto con una de ellas, por el modo en que me trató y la chulería que se lleva. Si es que es curioso... antes era del sindicato y ahora que tiene "galones" y es amiga del jefe, ha de ir por ahí puteando - perdón por la expresión - al resto de operarios, los que estamos a pie de máquina rompiéndonos los cuernos.
Si es que la erótica del poder es lo que tiene, una vez que detentas poder, lo quieres mantener como sea. Pasa que a algunas personas se les suben los humos a la cabeza y se creen superiores al resto. Para mí, esa encargada - no diré nombres -ya ni siquiera existe, diría que ni la saludaría ni movería un dedo por ayudarla.
En fin, a todo ésto... mañana cojo vacaciones y me podré olvidar de todo durante tres semanas, que falta me hace... Espero poder actualizar ésto más a menudo. Mañana más