Actitud al volante

A la vista de esta foto cualquiera podrá pensar que hago publicidad a la marca Ford... y nada más lejos de mi intención. Esta foto me servirá para hablar sobre algo que vengo observando desde hace bastante tiempo, y es el de la gente al volante.

Hoy iba yo tan tranquilo yendo hacia el polideportivo donde jugamos los partidos, cuando, circulando por una rotonda, vi una furgoneta como la de la foto acercándose. Confiado en que, según las reglas elementales de circulación, parase y me cediese el paso, pues yo iba por el interior de la rotonda, seguí a mi ritmo. Poco después pude ver que ni ceda el paso ni leches, el conductor siguió recto sin siquiera frenar y tuve que clavar el coche para no toparme con él. Hice un gesto como diciendo que qué se había creído, y el conductor, ni corto ni perezoso, se bajó de la furgoneta, y se me puso a llamarme a voz en grito imbécil, y, en el mismo tono, dijo que no paró porque no me había visto. Yo pasé de él, subí la ventanilla y le hice el gesto para que arrancase y se fuese de una vez, reprimiendo a tiempo la idea tentadora de darle un par de puñetazos bien dados. El episodio me ha dejado de una mala leche inaguantable para todo el día.

Este lamentable incidente me viene bien para hablar de la actitud de los conductores españoles. Es algo común ver en las noticias las cifras de muertos por accidentes de tráfico, pero la verdad, viendo lo que veo a diario, me extraña que esas cifras no sean mucho mayores. Mucha gente se transforma al volante, le pisa al coche de forma espeluznante, no respeta ninguna señal, ni semáforo, ni ceda el paso, ni nada, no señaliza los cambios de carril... y un largo etc. Aunque no es bueno generalizar, temo especialmente a los camiones, por su hábito de no mirar en las autovías a la hora de hacer cambios de carril - total, como son más grandes, quien venga detrás ya se parará - , a las furgonetas de reparto, como la de la foto, o a las motos y su manía de colarse por donde no se puede. Es la cultura del coche en España: muchos hombres conductores se creen que conducir de forma agresiva te hace más macho, lo cual es lamentable. El respeto brilla por su ausencia en nuestras carreteras. Yo, por mi parte, no soy un buen conductor, pero procuro siempre tener un poco de sentido común y ceñirme a las reglas de preferencia, distancia y velocidad elementales, lo que me gana no pocos haces de luces de aprendices de Schumacher solicitándome paso para seguir en su carrera particular.

Como se puede ver, hoy tampoco ha sido un gran día; aparte de éso, en el partido hubo algún incidente - uno se picó por no se sabe bien qué y repartió algo de estopa -; hay otras cosas añadidas que me han hecho cabrear hoy, y que normalmente no lo harían, a la vuelta del trabajo, pero es algo de lo que hoy prefiero no hablar, que ya bastante mal me siento y me he sentido esta noche. Estoy desilusionado, creo que se puede ver... Como nota curiosa, resaltar que alguien me ha llamado dos veces entre ayer y hoy, y es un número que no tengo en mi agenda de contactos - que últimamente está a los efectos de rellenar espacio -. Para una persona que me llama, no sé ni quién es y me llama a horas en que no puedo contestar...

Mañana más.