Body cult

Ésto que veis en la foto es la puerta del gimnasio al que estoy apuntado; es un gimnasio de barrio, pequeño, con tan sólo una sala de fitness y una de aerobic. Los lavabos tienen sauna seca y todo, pero vamos, en todo este tiempo no me he animado a visitarla nunca. Antes me duchaba en el gimnasio mismo, pero, como lo tengo a 4 minutos andando desde mi casa y, factor muy importante en mi caso, porque el agua apenas sale caliente de las duchas, me ducho en mi casa, que no molesto a nadie y me ducho como yo quiero y durante el tiempo que quiero.

Hacía dos meses que no lo pisaba, y desde esta semana me he propuesto visitarlo los lunes y los viernes; los miércoles, como voy a jugar a fútbol, no haría falta ir, pues ya con el partido se hace suficiente ejercicio. Voy básicamente para ganar algo de resistencia, algo de abdominales y tonificar los músculos de los brazos y pecho. Mi programa consiste en una serie de calentamiento básica, para después enlazar con varias series de abdominales, ya en suelo, ya en tabla. Posteriormente, 15 minutos corriendo en la cinta - aproximadamente unos 3.15 km en mi caso -, después 10 minutos en la bicicleta - de 8 a 9 km normalmente -, y luego hago una serie de ejercicios en máquina, básicamente de bíceps, tríceps y pectorales. Ésa es mi autorutina, y espero ir cumpliéndola durante todo este tiempo.

En el tiempo que llevo allí, he visto de todo tipo de usuarios; gente con ganas de perder kilos, auténticos sacos de músculos que te destrozarían con sólo tocarte casi, gente que prima el potenciar su resistencia - como yo-, etc. En general, se aprecia en todos una preocupación por nuestro aspecto exterior, y la creencia de que la grasa no es bella, en contra de lo que puedan decir los Mondragón de que nosotros las preferimos gordas. Particularmente, mentiría si dijera que no me preocupa mi peso: hace no tanto tiempo yo era un chico obsesionado con bajar de peso, y con eliminar esa barriga que tenía. Durante mucho tiempo llegué a pesar más de 78 kilos, lo que, midiendo un metro sesenta y ocho como mido, da como resultado que se tiene algo de sobrepeso. Pero, como yo no tengo medida, empecé a perder kilos de forma desmesurada, y en casi un año me quedé en 48, y casi casi anoréxico -y con cantidad de ataques y bajadas de tensión, fruto de una de las cuales empecé a ver doble -. Ahora peso 56, y creo que ya estoy bien, aunque todos me digan que estoy como un palo, yo me veo casi bien así. Por tanto, no quiero perder kilos, pero tampoco cogerlos, que luego sé que me costarán mucho de perder - me gustan demasiado los dulces y las cosas que engordan -.

Ésto es todo por hoy. Mañana más